marzo 14, 2025

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¿Humanitarismo o presión? México enfrenta cifras récord de migrantes detenidos

La reciente declaración del gobierno mexicano en torno a una estrategia migratoria “humanitaria” contrasta con cifras récord en detenciones de migrantes. Según el análisis, aunque México enfatiza un enfoque de respeto y asistencia, el número de migrantes detenidos en el país alcanzó un nivel histórico, con un aumento del 10% en comparación con el año anterior. En lugar de disminuir, la política migratoria ha mostrado un enfoque de contención similar al de Estados Unidos, bajo presión de este país para reducir el flujo migratorio en la frontera compartida.

Esta colaboración incluye la presencia de más de 30,000 agentes de la Guardia Nacional y el Instituto Nacional de Migración (INM) desplegados en la frontera sur y en otras zonas estratégicas para contener el tránsito de personas. Este control resulta en un incremento significativo en las detenciones de migrantes provenientes principalmente de Centroamérica, así como de naciones caribeñas y africanas, quienes buscan llegar a Estados Unidos en busca de mejores oportunidades.

La política de “humanitarismo” que el gobierno mexicano señala, en realidad implica la creación de refugios y puntos de ayuda, aunque, en la práctica, estos esfuerzos parecen quedar opacados por las cifras de detenciones. Algunos críticos argumentan que la estrategia responde más a una presión política que a un verdadero enfoque humanitario. Además, las condiciones en los centros de detención y las deportaciones masivas son señaladas como elementos que contradicen el discurso oficial.

Organismos de derechos humanos han advertido que estas prácticas, aunque justificadas como “contención humanitaria,” han puesto en situación de vulnerabilidad a miles de migrantes que enfrentan riesgos de salud, explotación y abuso en su paso por México. El gobierno mexicano sigue defendiendo su política y señala que las detenciones son necesarias para mantener el orden y la seguridad pública, pero insiste en que la estrategia está diseñada para proteger y asistir a los migrantes.

Esta política pone a México en una posición compleja, entre el cumplimiento de compromisos internacionales y la presión de Estados Unidos para frenar la migración hacia el norte. A medida que el número de migrantes detenidos aumenta, también se intensifica el debate sobre si esta estrategia cumple con los principios humanitarios que el gobierno dice defender o si responde principalmente a la presión externa.