
Cada año, las familias mexicanas se reúnen para celebrar la Nochebuena, la víspera de Navidad, con una de las tradiciones más esperadas: la cena navideña. Este festejo, que varía según la región del país, es una ocasión especial para compartir, disfrutar y rendir homenaje a la familia, la gastronomía y, por supuesto, a la Navidad.
A lo largo y ancho de México, la Nochebuena se celebra con grandes cenas familiares llenas de sabor y calor humano. Aunque cada hogar tiene su toque personal, existen ciertos platillos que no pueden faltar en la mesa navideña. Los platillos tradicionales mexicanos durante esta época son una mezcla de influencias prehispánicas y europeas, pero todos con un denominador común: el amor y la dedicación con los que se preparan.
Más allá de los platillos tradicionales, la cena de Navidad en México es un acto de unión familiar y comunitaria. Es una oportunidad para reunir a los seres queridos, para compartir risas, anécdotas y momentos de alegría. Las familias mexicanas no solo disfrutan de la comida, sino que también celebran la Navidad con villancicos, intercambios de regalos y, en muchos casos, la Misa de Gallo, que es la misa de medianoche que marca el inicio de la Navidad.
El recalentado es, en esencia, el exceso de comida de la cena de Navidad que se guarda para ser consumido al día siguiente. En las familias mexicanas, no hay Navidad sin recalentado. Es una práctica común guardar parte de los platillos tradicionales de la Nochebuena, como pavo, bacalao, tamales, ensalada de Nochebuena, y ponche, y disfrutar de ellos al día siguiente, calentados nuevamente en la cocina.
Si alguna vez te has preguntado por qué los alimentos recalentados saben tan deliciosos, la respuesta podría estar en un fenómeno conocido como la glicación no enzimática, que ocurre cuando ciertos alimentos son expuestos al calor o se almacenan por períodos prolongados.
Esta reacción química es fundamental para entender por qué los platillos del día anterior, como el pavo o el bacalao, parecen tener un sabor aún más intenso cuando se recalientan. La glicación no enzimática es un proceso que ocurre cuando los azúcares presentes en los alimentos reaccionan con las proteínas, generando lo que se conoce como reacción de Maillard.
Según Larousse Cocina, esta reacción no solo potencia el sabor de los alimentos, sino que también les da una coloración dorada característica, que todos asociamos con el dorado y el sabor profundo de las carnes y panes recién cocinados.
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