
Científica ambiental es en muchos sentidos la antítesis de los líderes arrogantes que hacen que este momento de la política mundial resulte tan agobiante. No solo Trump y Putin, sino también a los nuevos tecnocaudillos de AL.
El año pasado fue malo para los partidos políticos en el poder, pues los votantes de todo el mundo se rebelaron contra los representantes del statu quo. Fue un mal año para la izquierda, con la victoria de Donald Trump en Estados Unidos y el avance del nativismo reaccionario en Europa. Y fue un mal año para las mujeres en la política; como informó la BBC, en 60 por ciento de los países que celebraron elecciones en 2024, descendió el número de mujeres en las asambleas legislativas.
Sin embargo, en un país no se cumplieron estas tendencias: México, donde Claudia Sheinbaum, heredera del llamativamente disruptivo líder de izquierda Andrés Manuel López Obrador, ganó la presidencia con una victoria decisiva.
En todo el mundo, el humanismo liberal se tambalea mientras las fuerzas de la crueldad reaccionaria avanzan. Por eso Sheinbaum, quien ha adoptado el lema de López Obrador: “Por el bien de todos, primero los pobres”, puede parecer una excepción luminosa al espíritu dominante de machismo autocrático.
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