El presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, ha declarado su intención de designar a los cárteles mexicanos de la droga como organizaciones terroristas extranjeras una vez que asuma el cargo el próximo 20 de enero. Este anuncio, realizado durante un mitin en Phoenix, Arizona, revive una propuesta de su anterior mandato (2017-2021), que fue pospuesta a petición del entonces presidente de México, Andrés Manuel López Obrador.
Trump afirmó haber sostenido una conversación telefónica en noviembre con la actual presidenta de México, Claudia Sheinbaum, en la que abordó con firmeza temas como la migración indocumentada y el tráfico de fentanilo. Según sus palabras, expresó a Sheinbaum que Estados Unidos no tolerará más estas situaciones.
En respuesta, la presidenta Sheinbaum rechazó la posibilidad de que las mafias mexicanas sean designadas como terroristas, argumentando que ello podría conducir a una intervención extranjera que atentaría contra la soberanía nacional. Durante una visita al estado de Sinaloa, enfatizó la postura de México como país libre, soberano e independiente, y afirmó que no aceptarán injerencias externas.
Además de la designación de los cárteles como organizaciones terroristas, Trump anunció planes para firmar una orden ejecutiva que cerrará las fronteras estadounidenses a migrantes indocumentados y pondrá en marcha el mayor plan de deportación de extranjeros en la historia del país. Según sus declaraciones, esta medida busca expulsar a miembros de pandillas y mafias extranjeras que, según él, han ingresado a Estados Unidos debido a las políticas migratorias del gobierno saliente de Joe Biden.
La propuesta de Trump ha generado preocupación en México, ya que la designación de los cárteles como organizaciones terroristas podría justificar acciones unilaterales por parte de Estados Unidos en territorio mexicano, poniendo en riesgo la soberanía nacional y la relación bilateral entre ambos países.
Por su parte, la presidenta Sheinbaum ha reiterado la disposición de México para colaborar y coordinar esfuerzos en materia de seguridad con Estados Unidos, pero siempre bajo el principio de respeto a la independencia y soberanía del país. Esta postura refleja la continuidad de la política exterior mexicana de evitar intervenciones extranjeras directas en asuntos internos, especialmente en temas sensibles como la lucha contra el narcotráfico y la seguridad nacional.
En este contexto, se anticipa que las relaciones entre México y Estados Unidos enfrentarán desafíos significativos con la nueva administración de Trump, especialmente en áreas relacionadas con la seguridad fronteriza, la migración y la cooperación en la lucha contra el narcotráfico. La diplomacia y el diálogo serán esenciales para abordar estas cuestiones de manera que se respeten los intereses y la soberanía de ambos países.
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